Philarmonia Quartett Berlin: cuartetos de Lutoslawsky, Mozart y Brahms
Philarmonia Quartett Berlin, Alemania
Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo
Miércoles 3 de octubre de 2013, 20:00
Witold Lutoslawski (Polonia, 1913 – 1994)
Cuarteto de Cuerdas (1964)
I. Movimiento introductorio
II. Música principal
Según la descripción del propio Lutolawski, el primer movimiento inicia en el violín con un recitativo seguido de episodios separados enmarcados por grupos de octavas. El movimiento concluye cuando el chelo hace alusión a la apertura para crear una especie de suspenso. El siguiente movimiento empieza en furioso y conserva el carácter violento hasta terminar en una crisis que los cuatro instrumentos tocan en sus registros más agudos. A continuación viene una especie de coral en pianissimo y enseguida una sección más extensa marcada fúnebre. El episodio final de la obra, anota el compositor, puede decirse que constituye un comentario sobre lo ocurrido.
El cuarteto es una obra de la plena madurez de Lutoslawski que, según algunos comentaristas, se inicia en los años posteriores a 1953 y coincide con el relativo clima de libertad artística ocurrido tras la muerte de Stalin. Esta larga madurez que alcanzó cerca de cuatro decenios contiene música con elementos aleatorios en la composición. Para el cuarteto, Lutoslawski aplicó esta técnica con el objetivo de conseguir riqueza rítmica y expresividad que son dos aspectos sobresalientes de la obra.
Wolfgang Amadeus Mozart (Austria, 1756 – 1791)
Cuarteto No. 17 en Si Bemol Mayor, K. 458, La caza (1784)
I. Allegro vivace assai
II. Menuetto
III. Adagio
VI. Allegro assai
Entre los veintitrés cuartetos de Mozart, el grupo de seis dedicados a su maestro y amigo Joseph Haydn ocupa un lugar destacado. Brahms señaló estos cuartetos como parámetro de paciencia para componer los suyos. Es justo recalcar que a pesar de los sólidos argumentos esgrimidos por el destacado pianista, historiador y musicólogo Charles Rosen para sostener que Mozart había usado la forma sonata clásica – exposición, desarrollo, reexposición, conclusión – y que con ello parecía otorgarle al compositor puntos como “clásico”, estudiosos más recientes resaltan que sacar a Mozart del terreno al que pertenece, no se convierte en un punto a favor del compositor. Este cuarteto, como todo el grupo, está escrito en el estilo del clasicismo temprano, o aún del preclasicismo, llamado galante y la forma sonata utilizada por Mozart sería la correspondiente a su momento: una forma binaria que se ajusta a su elocuente capacidad de crear melodías y de jugar con ellas, sin incursionar en los complejos desarrollos que ocurrirían más tarde en Beethoven o Schubert, por ejemplo. El aporte de Mozart fue tal, que Haydn consolidó forma y estilo para los cuartetos posteriores al opus 33 con atención a los que le dedicó Mozart.
Johannes Brahms (Alemania, 1833 – Austria, 1897)
Cuarteto en La Menor, Op. 51, No. 2 (1873)
I. Allegro non troppo
II. Andante moderato
III. Quasi Minuetto, moderato
VI. Finale. Allegro non assai
Para el final del siglo XIX había la sensación de que luego de los cuartetos de Beethoven, y los de Schubert, nada digno se había escrito. El perfeccionismo de Brahms admitía esto, acentuado por la responsabilidad que sentía al ejercer el oficio de compositor con posterioridad a Beethoven. Para el caso de los cuartetos, su insatisfacción con lo que había compuesto lo llevó a destruir una veintena de obras propias antes de que decidiera publicar los dos cuartetos del opus 51. Razones similares pudieron pesar en el público y en los comentaristas que no les dieron una recepción entusiasta, sin embrago, tres años después de su estreno ya se comentaba lo avanzado de su técnica compositiva. Más adelante, Schoenberg elogiaría estas piezas en un artículo en el que resaltó, respecto del cuarteto número 2, cómo Brahms construyó cada movimiento a partir de un minúsculo motivo inicial para elaborar luego una armonía avanzada en una pieza muy sólida. Algún comentarista señala que, con estos cuartetos, Brahms el “heredero del clasicismo”, se convirtió en Brahms el “profeta”. Así, desde el primer movimiento en este segundo cuarteto opus 51, Brahms enuncia el motivo musical básico pero tarda en establecer la tonalidad del movimiento y aprovecha para ir estructurando una métrica de pulsos irregulares en asocio con un ritmo cambiante, en una montaña rusa de emociones. El segundo movimiento inicia con la enunciación del material temático en intervalos de segunda por el primer violín, apoyado en el chelo y la viola que tocan sus voces graves en octavas evocando las canciones del romanticismo. Resulta maravilloso que este material tan elemental juegue un papel de tal importancia a lo largo de todo el movimiento lento y que ocurran tantos acontecimientos. El tiempo más rápido del tercer movimiento no alcanza a rememorar un pulso danzable y lleva al fuerte movimiento final que cierra todo sin desaprovechar ningún material previo. Esta obra es un buen ejemplo de lo que en Brahms es economía de recursos, algo de lo que él alardeaba con su editor cuando le pedía que no lo forzara a desperdiciar la valiosa tinta de las imprentas.
Las notas realizadas por Ricardo Rozental para los programas de mano se elaboran por solicitud del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo a quien pertenecen la totalidad de los derechos patrimoniales: www.teatromayor.org