OSN de Colombia, Baldur Brönnimann y Valentina Lisitsa: obras de von Webern, Prokofiev y Sibelius

 

 

Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia

Director: Baldur Brönnimann, Suiza

Solista: Valentina Lisitsa, piano, Ucrania

 

Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo

Viernes 10 de agosto de 2012, 20:00

 

Anton von Webern (Austria, 1883 – 1945)  

Passacaglia para orquesta Op. 1 (1908)

Para culminar sus estudios de musicología en la universidad de Viena, Webern presentó un trabajo de grado sobre música del siglo XVI con un interés por la música antigua que nunca abandonó y del que se sirvió en muchas ocasiones para darle organización formal a sus composiciones que, en los demás aspectos, revolucionarían la tradición europea de composición.

Cuando Webern terminó sus estudios de composición con el propulsor del sistema atonal de composición Arnold Schoenberg, aún no había desarrollado todas las audacias que caracterizarían su creación y aunque en la Passacaglia hay mucho del posromanticismo de Brahms, quien recurrió a la passacaglia en obras tan conocidas como su 4ª sinfonía o sus Variaciones sobre un tema de Haydn, no obstante, la pieza coloca a Webern del otro lado de los limites en los que se podía componer incluso después de Mahler. La Passacaglia no es aún la música que romperá hasta los parámetros del mismo Schoenberg brindando gran libertad a los compositores después de la II Guerra Mundial, pero ya pone a Webern a la cabeza de una música verdaderamente innovadora. Contiene elementos formales de la musica italiana del XVII, basada en una escritura para la línea del bajo sobre la que se hacían variaciones continuas que podían incluir al bajo. Resalta por su brevedad, el desprecio por la insistente repetición y por el quiebre de las fronteras establecidas por la tradición tonal.

 

 

Sergei Prokofiev (Rusia, 1891 – 1953)

Concierto para piano No. 3 en Do Mayor, Op. 26 (1921)

I. Andante – Allegro

II. Tema con variazioni

III. Allegro, ma non troppo

Prokofiev recibió su primera formación musical de la madre que era aficionada al piano y luego con el compositor Reinhold Gliére, pero por su cuenta se encaminó hacia una armonía audaz e inclinada hacia las disonancias. A los trece años ingresó al conservatorio de San Petersburgo por insistencia del compositor Alexander Glazunov. Tras culminar sus estudios de composición, continuó con los de piano. Sus obras de entonces molestaron al público tradicionalista pero deleitaron a los que añoraban una renovación de la música en Rusia. En 1913 viajó a París, donde conoció los Ballets Russes de Diaghilev. En 1914 culminó sus estudios en el conservatorio ejecutando su 1er concierto para piano pero pronto regreso a la institución como estudiante de órgano  para evitar ser arrastrado a combate en la I Guerra Mundial. A mediados de 1917 compuso su sinfonía Clásica y casi al tiempo con la Revolución Rusa, el primer concierto para violín. En 1918 emigró a los Estados Unidos buscando hacer una carrera como pianista y compositor. Sin embargo volvería a París en 1920. Al año siguiente los Ballets Rousses estrenaron Chout que lleva su música y por fin, en Chicago, se estrenó su ópera El amor por tres naranjas. Durante su gira estadounidense del mismo 1921 estrenó como solista el tercer concierto para piano con la Sinfónica de Chicago y para el año siguiente la pieza comenzaba su carrera como una de las obras favoritas de Prokofiev y uno de los más exigentes y emblemáticos conciertos para el instrumento pues demanda una gran energía, enorme potencia en la digitación a la vez de soltura y expresividad contrastando la dulzura a la fuerza percusiva, casi violencia, del piano.

El primer movimiento en forma sonata, alterna los tiempo andante-allegro-andante-allegro y concluye con enorme energía. El segundo movimiento es un tema expuesto inicialmente por la orquesta que comienza en tiempo de andantino seguido de una variación a manera de reexposición lenta por le piano, con las siguientes variaciones en tiempos allegroallegroandante y un enérgico allegro giusto. El tercer movimiento está marcado allegro ma non troppo y tiende a una calma creciente pero termina con una coda brillante.
Intermedio

 

Jean Sibelius (Finlandia, 1865 – 1957)

Sinfonía No. 2 en Re Mayor Op. 43 (1902)

I. Allegretto

II. Andante, ma rubato

III. Vivacissimo

IV. Allegro moderato

A comienzos del siglo XX, el país que es hoy Finlandia luchaba por afirmarse culturalmente no obstante los siglos de hacer parte de Suecia y luego bajo el dominio político y militar ruso que se extendió hasta la II Guerra Mundial. La 2ª de Sibelius se insertó en el pleno fervor nacionalista de Finlandia y a partir de 1930 quedó ligada a los deseos independentistas de los fineses. La música de Sibelius tiene influencia de Tchaikovsky, de Grieg y de Mahler.
El uso de pequeñas células musicales y la peculiar manera de marcar los acentos haciendo frasear a la orquesta, con la barra de compás en medio de las frases, ayudan a que esta sinfonía de respetable duración se sienta ligera y veloz, contribuyendo a las sucesivas construcciones de tensión y relajación. El tercer movimiento está ligado al último y juntos llevan a la breve y enfática coda que los fineses identificaron con su grito de independencia.

 

Las notas realizadas por Ricardo Rozental para los programas de mano se elaboran por solicitud del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo a quien pertenecen la totalidad de los derechos patrimoniales: www.teatromayor.org