Orquesta Filarmónica de Israel y Zubin Mehta: obras de Haydn y Mahler
Orquesta Filarmónica de Israel
Director: Zubin Mehta, India
Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo
Miércoles 24 de julio de 2019, 20:00
Joseph Haydn (Austria, 1732 – 1809)
Sinfonía concertante en si bemol mayor, Hob. I:105 (1792)
Solistas: Emanuele Silvestri, violonchelo, Daniel Mazaki, fagot, Dudu Carmel, oboe, David Radzynski, violín
I. Allegro
II. Andante
III. Allegro con spirito
Gustav Mahler (Chequia, 1860 – Austria, 1911)
Sinfonía No. 1 en re mayor (1884-88)
Primera parte
I. Langsam. Schleppend (Lento. Arrastrado)
II. Blumine. Andante allegretto. (Floral)
III. Kräftig, bewegt, doch nicht zu schnell (Movimiento vigoroso, no demasiado veloz)
Segunda parte
IV. Feierlich und gemessen, ohne zu schleppen (Solemne y mesurado, sin arrastrar)
V. Stürmisch bewegt (Agitación tormentosa)
Para 1790, cuando murió el primer patrono de Haydn, las finanzas en todas las cortes que integraban el Sacro Imperio Romano-Germánico pasaban por un proceso de racionalización y reorientación que, como ocurrió pocos años antes con Mozart en Salzburgo, incluyeron una reducción en los gastos que afectaron el funcionamiento de los costosos establecimientos cortesanos regionales. En consecuencia, Viena, la capital imperial, se vio reforzada como centro musical tanto en el servicio de la corte imperial como en los demás salones y teatros de la ciudad. Haydn abandonó el palacio de los Estherhazy aunque conservó una pensión y marchó en persona a emprender la carrera internacional que su música ya había cursado. En 1792 pasó por Viena de camino a Londres por la vía de Francia. En París ya no estaba su discípulo y amigo Pleyel quien, al igual que otros numerosos compositores, había satisfecho los deseos del público brindándoles sinfonías concertantes, realmente unos conciertos para múltiples instrumentos solistas, unas piezas breves para orquesta reducida, obras que tenían relación con serenatas, divertimentos y casaciones y aprovechaban el gusto de la burguesía en expansión por los desempeños espectaculares de los solistas. Londres, el destino de Haydn, disfrutaba entonces de las sinfonías concertantes de Pleyel y Haydn se sumó con el aporte de éste único ejemplar suyo en el género. Al parecer lo compuso entre el 27 de febrero y el 9 de marzo de 1792, el día mismo de su exitoso y resonante estreno en el medio de la escritura de por lo menos tres de sus más sobresalientes sinfonías. En el estreno, el empresario y violinista Salomon se lució en la parte escrita con notable aptitud por Haydn para que su amigo y administrador exhibiera habilidades. La relación de los cuatro solistas, violín, oboe, fagot y chelo, pasa por diversos y variados agrupamientos que incluyen los contrates agudo/grave, los refuerzos entre estos, el paso de la melodía de unos a otros y toda suerte de combinaciones que sacan provecho tanto de la alegre ligereza del género como de la fluidez melódica que le es propia. La obra ofrece rasgos de la concentrada seriedad haydeniana sin traicionar el espíritu de entretenimiento veloz y leve que caracteriza a una concertante.
Con una tenacidad admirable, en medio de grandes dificultades profesionales y enfrentado a un rechazo generalizado por parte del público, Mahler supo valorar las reacciones adversas, sopesar los logros de su Primera sinfonía y medir las debilidades que le señalaba el público. Terminó adaptándola hasta llegar a una última y definitiva versión a su gusto y de su audiencia en ambos lados del Atlántico. La Primera comenzó como un poema sinfónico en forma de sinfonía con cinco movimientos y terminó como una sinfonía de cuatro movimientos sin referencias fuera de la música, depurada de su titulo Titán y del segundo movimiento Blumine. Este desapareció hasta cuando se halló en un archivo de los Estados Unidos en 1966. Benjamin Britten fue el primero en volver a presentar Blumine como pieza independiente y desde entonces se ha ejecutado con discreta frecuencia, usualmente sin reintegrarla a la Primera en respeto al criterio del compositor y de sus más relevantes estudiosos.
No han faltado, sin embargo, las interpretaciones de la Primera que incluyen el movimiento Blumine. Esta versión en formato extenso permite apreciar las intenciones iniciales de Mahler y hacerse una idea de lo que gana o resiente la obra con Blumine. Generalmente se ejecutan los cuatro movimientos de la Primera en la última y definitiva revisión que dejó Mahler y se agrega Blumine como segundo movimiento en la edición más al día, sin pretensiones de hacer una reconstrucción histórica de alguna de las versiones que dirigió Mahler de su sinfonía mientras la sometía a valoración pública.
Las notas realizadas por Ricardo Rozental para los programas de mano se elaboran por solicitud del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo a quien pertenecen la totalidad de los derechos patrimoniales: www.teatromayor.org