OFB, Patrick Fournillier y Eber Barbosa: obras de Mozart, Jacob y Beethoven
Orquesta Filarmónica de Bogotá
Director: Patrick Fournillier, Francia
Solista: Eber Justo Barbosa, fagot, Colombia
Viernes 18 de marzo de 2016, Auditorio Fabio Lozano
Sábado 19 de marzo de 2016, Auditorio León de Greiff
Programa
Wolfgang Amadeus Mozart (Alemania, 1756 – Imperio Austriaco, 1791)
Obertura de la ópera Las bodas de Fígaro, K 492 (1786)
Gordon Jacob (Inglaterra, 1895 – 1984)
Concierto para fagot, percusión y cuerdas (1947)
I. Allegro
II. Adagio
III. Rondo: Allegro giocoso
Intermedio
Ludwig van Beethoven (Alemania, 1770 – Imperio Austriaco, 1827)
Sinfonía No. 4 en si bemol mayor, Op. 60 (1806)
I. Adagio – Allegro vivace
II. Adagio
III. Allegro vivace
IV. Allegro ma non troppo
Notas al programa
Las obras seleccionadas para el presente concierto presentan un programa coherentemente ligero, en el mejor sentido del término, es decir, se trata de piezas ágiles, con una levedad graciosa y agradable.
La ópera Las bodas de Fígaro de Mozart toma alrededor de tres horas en interpretarse completa. De ella, la obertura escasamente los primeros cinco minutos. Es una excelente pieza instrumental para poner al público en ambiente. Logra su atención y obtiene su concentración antes de abrir el telón para dejar que, enseguida, se inicie la acción escénica. Aislada de su contexto teatral, esta obertura es una de las piezas favoritas en el mundo entero para iniciar un concierto sinfónico y logra el mismo efecto. Las obras que le siguen han de gozar de un talante amable llamado al disfrute por vía de tiempos rápidos, texturas musicales claras y una armadura de forma y estructura que resulten directas.
El compositor británico Gordon Jacob sufrió en su juventud los rigores de un tiempo de belicismo desbordado con el concluyó el siglo XIX y comenzó el XX. Los antagonismos causados entre estados-nación en Europa llevaron a la que el mundo denominó como la Gran Guerra y que llegaría a ser la Primera cuando los eventos se prolongaron hacia la Segunda Guerra Mundial. Jacob fue uno de los poquísimos sobrevivientes entre sus colegas. Unos sesenta compañeros de armas salieron vivos del campo de prisioneros entre un total de ochocientos que habían iniciado juntos la guerra en su grupo. Al regresar a Inglaterra, herido y con limitaciones, se presentó al Royal College of Music de Londres en donde prosiguió sus estudios hasta obtener su doctorado. Fue maestro en esa institución hasta su última edad y escribió guías prácticas del tipo de un manual para leer partituras. Esto lo muestra en su faceta más evidente. Como maestro en áreas fundamentales, directo, disciplinado y pragmático para entregar a sus alumnos las herramientas más elementales y sólidas como fundamento de su disciplina. Son varias sus composiciones para instrumentos de viento y el presente concierto para fagot destaca entre ellas. La pieza es exigente para el solista que debe dominar con soltura su instrumento. La propuesta formal de la obra demanda una agrupación reducida conformada por cuerdas y percusión pero sin vientos. La obra discurre rápido, no tanto porque los tiempos sean muy veloces sino por la fluidez con la que los dos movimientos más rápidos de los extremos encierran un movimiento lento que no es extremadamente emocional, apenas lo suficiente para marcar un cambio de energía y brindar contraste.
La Cuarta sinfonía de Beethoven es sorprendentemente tranquila y convencional si se la compara con su antecesora, la portentosa Tercera y la sucesora, la elocuente Quinta. Estas dos toman los elementos comunes que el público de su tiempo reconocía como pertenecientes al gusto del momento y los lleva al extremo. Por el contrario, la presente sinfonía es más respetuosa de las expectativas del público vienés de comienzos del siglo XIX. La obra proviene de un encargo que un noble vienés, muy aficionado a la música, le hizo al compositor luego de escuchar la Segunda sinfonía. Para el conde von Oppersdorff, resultaba claro que lo esperado era una obra comparable a la Segunda y esto fue lo que Beethoven le proveyó. No obstante, la pieza inicia con un sonido muy apagado en una introducción peculiarmente beethoveniana. Por esta vía, demora la entrada del tiempo más rápido, el que le da pleno carácter a la sinfonía.
Las notas realizadas por Ricardo Rozental para los programas de mano se elaboran por solicitud de la Orquesta Filarmónica de Bogotá a quien pertenecen la totalidad de los derechos patrimoniales: www.filarmonicabogota.gov.co