OFB, José Luis Gómez y Joyce Yang: obras de Bernstein y Mussorgsky

 

Orquesta Filarmónica de Bogotá

 

Director: José Luis Gómez, Venezuela

Solista: Joyce Yang, piano, Corea del sur

 

Viernes 8 de junio de 2018, Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo

 

Programa

 

Leonard Bernstein (Estados Unidos, 1918-1990)
Sinfonía No. 2 para piano y orquesta, La edad de la ansiedad (1948-49, rev 1965)

Primera parte
a) Prólogo: Lento moderato

b) Las siete edades: Variaciones 1 – 7
L’istesso tempo
2. Poco più mosso
3. Largamente, ma mosso
4. Più mosso
5. Agitato
6. Poco meno mosso
7. L’istesso tempo

c) Las siete etapas: Variaciones 8 – 14
Molto moderato, ma movendo
9. Più mosso (Tempo di Valse)
10. Più mosso
11. L’istesso tempo
12. Poco più vivace
13. L’istesso tempo
14. Poco più vivace

 

Segunda parte
a) Responso: Largo

b) Mascarada: Extremadamente rápido

c) Epílogo: Adagio; Andante; Con moto

 

Intermedio

 

Modest Mussorgsky (Rusia, 1839 – 1881)
Cuadros de una Exposición (Orq. Maurice Ravel 1922)
Paseo I
1. El gnomo
Paseo II
2. El viejo castillo
Paseo III
3. Tullerías
4. Ganado
Paseo IV
5. Ballet de los polluelos en sus cascarones
6. Judío rico y judío pobre
Paseo V
7. Mercado en Limoges
8. Catacumbas de París: Sepulcro romano, Con los muertos en lengua muerta
9. Cabaña con patas de pollo
10. La gran Puerta de Kiev

 

 

Notas al programa

 

El poeta británico W. H. Auden (1907-1973) tuvo en 1935 la oportunidad de ayudar a la escritora y actriz Erika Mann, hija del novelista Thomas Mann, a salvar su vida, acosada por los nazis. Se casaron para que Erika pudiera tener un pasaporte británico antes de que los nazis lograran quitarle su ciudadanía. Ambos eran homosexuales y no tuvieron convivencia. Erika continuó su actividad antifascista desde la radio de la BBC y luego del desembarco en Normandía, como reportera de guerra mientras que Auden continuó haciendo poesía a pesar de la guerra, o quizás a causa de ella. Conoció horrores en la guerra civil de España y luego del final de la Segunda guerra mundial estuvo en Alemania donde se indagaban los efectos de los bombardeos aliados sobre el pueblo alemán. De allí proviene su largo poema La edad de la ansiedad que ocupa todo un libro publicado en Estados Unidos en 1946. La primera reacción de los comentaristas fue de rechazo porque el poema les pareció aburrido. En cambio, el público lo acogió como lo que era: poesía nueva para tiempos nuevos. Tras la guerra, era crucial penetrar el sentido de la vida, la necesaria búsqueda de la fe en algo en que pudiera creerse, no para justificar la pérdida de vidas y la destrucción, sino el propósito de la vida. Leonard Bernstein fue uno de los lectores que apreció el poema y lo asumió como una tarea.

 

El propósito no fue valerse del poema como guía para la música, pero el resultado fue otra cosa. Bernstein se sorprendió por lo que él considero como la relación directa entre el texto y su música, la que iba resultando como por un proceso automático a partir del poema. El encargo de la obra corrió por cuenta de Serge Koussevitzky, animador de Bernstein como de otros muchos jóvenes compositores y directores, así como del festival y escuela de Tanglewood en Massachusetts. Koussevitsky estrenó The Age of Anxiety en 1949 y al año siguiente Bernstein dirigió a la Filarmónica de Nueva York para la primera grabación.

 

La sinfonía en seis movimientos adoptó los títulos que Auden usó para cada sección del poema: Prólogo, en el que se presenta cada uno de los cuatro desconocidos en un bar de Nueva York; Las siete edades, en el que beben mientras dividen la existencia humana en siete edades desde la infancia a la muerte; Las siete etapas de la vida en el que salen en busca de una felicidad elemental gracias al alcohol; El responso lamenta la pérdida de una figura orientadora; Mascarada es una fiesta nocturna en el apartamento de la única mujer entre los cuatro personajes, con un intento fallido de amor entre ella y uno de los hombres; Epílogo llega con el nuevo día y cada personaje se aleja para seguir, en solitario, con su vida habitual.

 

Para Bernstein, el piano representa a un observador alejado que no se involucra con los acontecimientos, no se embriaga ni participa en la fiesta forzada que se halla representada por la incursión del jazz en la obra. En 1965 Bernstein revisó el final para dejar al piano con una participación solista destacada para el que escribió fragmentos de lucimiento. El acorde final del piano quiere señalar el encuentro de una unidad faltante entre la humanidad y Dios.

 

Los Cuadros de Musorgsky se relaciona con una exposición de dibujos del arquitecto Viktor Hartmann, amigo del compositor. La exposición en el orden sugerido por Musorgsky nunca ocurrió, algunos cuadros se han identificado, de otros se ha supuesto que habrían podido estar entre la colección de Musorgsky, pero que desaparecieron, y de otros no se tiene noticia. Se puede tratar de una atribución del compositor por motivos tan diversos como que Hartmann los podría haber pintado o que juntando fragmentos de uno con fragmentos de otro habría podido resultar el que le sirvió a la imaginación de Musorgsky para la exposición inexistente. La pieza original es para piano y da la impresión de un espectador que deambula por la sala en la que se encuentran diez cuadros mediante un par de procedimientos sencillos y eficaces: los cuadros están representados por fragmentos cortos muy distintos entre sí. La entrada a la sala de exhibición y los desplazamientos están marcados por un tema recurrente que se llama con la palabra francesa para paseo, Promenade, repetida en varios tramos. No han aparecido registros que indiquen que la obra se ejecutó en vida de Musorgsky y el original estuvo desaparecido hasta 1930. Unos años antes, Rimsky-Korsakov había depurado la pieza de lo que el consideraba como las debilidades compositivas típicas del autodidacta y bebedor Musorgsky. Sobre este material trabajó Ravel cuando le comisionaron una versión orquestal. El encargo provino de Serge Koussevitsky, un director de orquesta interesado en la promoción de la música contemporánea quien entonces vivía en Francia. Su fidelidad al original es impresionante, así como el logro de poner en el medio orquestal una textura musical enriquecida con una instrumentación generosa con el resultado de ampliar la sensación espacial, la impresión de estar sumergido en un espacio lleno de música. Y, puesto que los cuadros no están a la vista durante el concierto, lo que cuenta es la música sin referencias visuales que, de todos modos, sólo pudieron estar disponibles para Musorgsky.

 

Las notas realizadas por Ricardo Rozental para los programas de mano se elaboran por solicitud de la Orquesta Filarmónica de Bogotá a quien pertenecen la totalidad de los derechos patrimoniales: www.filarmonicabogota.gov.co