Li Biao y su grupo de percusión: del Barroco al futuro
Li Biao y su grupo de percusión, China
Del Barroco al futuro
Teatro Mayor Julio Mario Domingo
Sábado 7 de junio de 2014, 20:00
Bob Becker (Estados Unidos, 1947)
Mudra (1990)
Tobias Broström (Suecia, 1978)
Bridging the World (2005)
Johann Sebastian Bach (Alemania, 1685 – 1750)
Concierto Italiano BWV 971 (1735)
Steve Reich (Estados Unidos, 1936)
Drumming part 1 (1970-71)
Ragtimes Suite
G.H. Green – Fluffy Ruffles
Kurt Engel – Look Out Little Ruth
G.H. Green – Triplets
Otto Witt – Extravaganzen
Philipp Jungk (Alemania, 1977)
Deep Stream (2006)
Astor Piazzolla (Argentina, 1921-92)
Tango Suite 1 y 3 (1985)
Li Biao (1968)
Drama X (2008)
Nebojsa Jovan Zivkovic (Serbia, 1962)
Ilijas (1996)
Emmanuel Séjourné (Francia, 1961)
Departures (2005)
Descontando la discutida participación de varios instrumentos de percusión en las obras de la edad media tardía y el renacimiento, el papel de la percusión en la música de tradición académica de occidente era muy modesto. Al empleo de panderos y panderetas de esa época, con o sin resonadores, se sumaron tambores y membranas golpeadas con las manos o con maderos. También se usaron campanas de tamaños diversos, o tambores militares, cilindros con parches en ambos extremos, tensados y afinables mediante un sistema de aros entrelazados. En el siglo XVIII, hacia el final del barroco musical, Bach y Händel, lo mismo que Lully, emplearon los timbales de su época, unos calderos cobrizos recubiertos con una membrana y apoyados sobre un trípode, utilizados en pares para producir sonidos de alturas diversas y regulables. Su participación se hizo cada vez más importante, mientras que cambiaban algunos elementos del diseño en los timbales de orquesta, como la introducción de soportes metálicos aislantes, los pedales para variar la altura de las notas producidas y un sistema preciso de afinación. No obstante, pasada la mitad del siglo XIX, la percusión en las orquestas sinfónicas mantenía un papel concentrado en la producción de ciertos énfasis puntuales o en la marcación de ritmos de soporte.
Mientras tanto, la rica variedad de percusiones en todo el mundo contaba con familias y grupos de estos instrumentos que se ejecutaban y continúan haciéndolo con total independencia de la orquesta sinfónica. De la China y Mongolia provienen numerosos ejemplos de instrumentos de metal como los gongs y platillos con formas y sonidos muy diversos. Las campanas, de tamaños bien distintos, se usan desde Japón hasta la India. A ellas hay que agregar todo tipo de tambores y membranas desde Mesopotamia hasta Turquía, incluyendo el Cercano Oriente y el norte de África. Todo esto sin hacer mención de lo que resulta más obvio para nosotros por la importante contribución africana al mundo de los instrumentos de percusión: tambores cilíndricos o cónicos, con una o dos membranas, percutidos con la mano o con maderos, además de resonadores y calabazos con las semillas entretejidas por fuera del fruto seco, kalimbas y marímbulas de láminas pulsadas con los dedos sobre cajas o arcos de resonancia y un sinnúmero de otros ejemplos. En el continente americano, los pueblos originarios contribuyen a este universo percusivo con membranas que parecen raquetas o remos, incluyendo los tambores para prácticas colectivas en las que los ejecutantes se sientan a su rededor. También están los tambores cilíndricos de lengüetas llamados teponaztles en México y Centroamérica, raspas y guacharacas, maracas, marranas o zambumbias. Cabe resaltar que muchos de estos instrumentos musicales, como los tambores y las campanas, son golpeados con un elemento no resonante. Es el caso de las marimbas, los xilófonos y metalófonos, que se conciben para producir notas de altura fija y se prestan para la construcción melódica.
A fines de los años 20 y comienzos de los 30 en el siglo XX, el cubano Amadeo Roldán y el francés Edgar Varèse compusieron las obras iniciadoras del empleo moderno de percusiones en la música clásica occidental sin contar con elementos de otras familias instrumentales. En la segunda mitad del siglo XX, nuevos nombres se sumaron a la lista creciente de compositores para percusión: Carlos Chávez de México con su Toccata de 1942 estrenada en 1948; John Cage de los Estados Unidos con sus piezas para piano preparado y especialmente sus Sonatas e Interludios de 1948/49; Iannis Xenakis de Grecia/Francia con sus Pléïades de 1979. Este panorama fue ampliando su perspectiva con la irrupción mundial del son cubano y de la salsa, del tango, la música clásica de la India y Persia, sumados a los grupos magrebíes y los conjuntos de marimba de África, el Pacífico suramericano y de América Central, además del jazz y el rock.
Las líneas borrosas e inestables que separan lo folclórico de lo académico, lo popular de lo erudito, han dado lugar, en la música para grupos de percusión, a cruces, mezclas, fusiones, intercambios y colaboraciones enriquecedoras. En este programa los ejemplos son elocuentes. Bach compuso su Concerto Italiano para el clavichémbalo de doble manual, un instrumento de cuerdas pulsadas, aunque la obra se ejecuta con frecuencia en el piano, cuyas cuerdas son percutidas por unos martillitos afelpados. De allí, a intentar ejecutar las obras de Bach en percusión, el camino es corto y habitualmente, recorrido. Steve Reich concibió Drumming a comienzos de los años 70 como resultado de su primer viaje a África; esta es una obra minimalista extensa de la que se escuchará el fragmento inicial. La Suite de Ragtimes o las piezas de Piazzolla pasan fronteras entre las demandas técnicas de los músicos de conservatorio y las obras de origen e inspiración popular. Las suites de Piazzolla fueron concebidas para el dúo brasilero de guitarras de los hermanos Assad. Por otra parte, Bob Becker es uno de los más famosos percusionistas del mundo y fundador de Nexus que ha estrenado numerosas obras compuestas especialmente para el grupo. Becker, intérprete o compositor, cruza todo el tiempo los terrenos de lo popular con influencia del rock o el jazz, al de los compositores de conservatorio. Philipp Jungk compone para percusionistas con una dedicada formación profesional e incluye células rítmicas pegajosas junto con demandas actorales para los ejecutantes. En la obra de Tobias Broström para tres percusionistas, la música hace puentes sucesivos entre varios entornos musicales que incluyen elementos del barroco europeo y la música ligera de entretenimiento. La pieza para marimba sola del compositor/percusionista Zivkovic permite al ejecutante lucir destrezas técnicas y expresivas, en un estilo musical que se escabulle entre lo clásico y el jazz. Li Biao presenta su pieza que desarrolló para ejecutar en vivo con el video de Greg Irwin, experto en programas de ejercicios para los dedos de la mano. Irwin, un músico profesional, creó esta coreografía de danza digital (nada que ver con unos y ceros), para Li Biao. Emmanuel Séjourné, director del departamento de percusión en el Conservatorio de Estrasburgo, compositor y percusionista, concibió su obra en este programa para dos grandes marimbas de cinco octavas y contempla elementos tanto de la música clásica como de músicas no académicas.
Las notas realizadas por Ricardo Rozental para los programas de mano se elaboran por solicitud del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo a quien pertenecen la totalidad de los derechos patrimoniales: www.teatromayor.org