Día de recordación
#NoOlvidamos #WeRemember
Siguiendo los argumentos de Hannah Arendt en el curso de sus reportajes sobre el juicio a Adolf Eichmann llevado a cabo en Jerusalén en 1962 como responsable de poner en marcha una compleja logística para hacer efectivo el exterminio masivo de personas durante la II Guerra mundial, hoy 27 de enero de 2021 Día de recordación, traigo a colación sus afirmaciones acerca de que los crímenes que se cometieron buscaron «el exterminio de grupos étnicos en su totalidad – judíos, polacos o gitanos –» y que ello constituyó «más que un delito contra los judíos, polacos o gitanos», puesto «que tales delitos ponían en peligro y lesionaban gravemente el orden internacional y el género humano en general». Así mismo, el genocidio cometido en Ruanda, el que se cometió en Camboya, el de la guerra de los Balcanes, el perpetrado contra comunidades indígenas en el Perú, reclaman ser recordados. Lo que pusieron en marcha los nazis, ucranianos, rumanos y los soviéticos contra el ejército polaco buscó la eliminación del otro, determinado de antemano como grupo humano llamado a exterminar, la disposición a asesinar colectivamente tras un proceso de convencimiento de que ese grupo carecía de la condición humana que los exterminadores se reservaron para sí. Los nazis se ensañaron contra las personas con rasgos evidentes de dificultades intelectuales o cognitivas, o con necesidades físicas especiales visibles. Su eliminación causó tal rechazo que debieron abandonar el programa. Se enfocaron, entonces, en señalar grupos de personas sobre las que construyeron un entorno deshumanizador y no produjera una reacción de repudio. Así fueron escogiendo, le dieron curso a una práctica de discriminación, señalamiento y aislamiento a personas judías, del pueblo roma, homosexuales, comunistas, personas de origen polaco, ruso y todas aquellas que iban siendo engullidas por un mecanismo de exterminio que se proyectaba a eliminar grupos enteros de seres humanos señalados como otros, como distintos a los exterminadores. Los delitos cometidos lo fueron contra la humanidad, como lo dijo Arendt, «en el cuerpo de judíos, polacos o gitanos». En África desde hace más de un siglo se cometen actos de exterminio contra grupos enteros de personas, la gente afrodescendiente en el continente americano no goza de plenos derechos y sufre abusos permanentes e institucionalizados, los pueblos indígenas están sometidos a tratos crueles, degradantes, se les niega el uso de sus lenguas y la práctica de sus tradiciones. Hoy es un día para recordar que ese nuevo crimen que Arendt llamó un crimen contra la humanidad se ha instalado, que continúa practicándose y reaparece. ¿No es, acaso, un crimen contra la humanidad en peligro inminente de contraer un virus mortal, el negarle a grupos de personas acceso a medicamentos para combatir el VIH y sus consecuencias o las vacunas contra otros virus? Sin duda que sí. Con el desarrollo de nuevas tecnologías, lo señalaba Arendt, surgen nuevas posibilidades de cometer estos crímenes contra la humanidad. La medicina avanza, aparecen medicamentos novedosos pero su acceso se restringe por sus detentadores y se controla o anula la aplicación de estos a enteros grupos humanos que perecen aunque sus males tengan remedio.