Concierto 42 – Cuarteto David Oistrakh: cuartetos de Rimsky-Korsakov y Tchaikovsky
Tercera edición del Festival Internacional de Música Clásica de Bogotá
Bogotá es la Rusia Romántica, 12 al 15 de abril de 2017
17 escenarios en 10 localidades de la ciudad
50 conciertos, 19 compositores y 45.477 asistentes
Concierto No. 42
Teatro Estudio
Sábado 15 de abril de 2017, 22:30
Cuarteto David Oistrakh, Rusia
Nicolai Rimsky-Korsakov (Rusia, 1844 – 1908)
Cuarteto en Sol mayor (1897)
I. Allegro non troppo
II. Largo
III. Molto moderato (alla polacca)
IV. Allegretto
Piotr Ilich Tchaikovsky (Rusia, 1840 – 1893)
Cuarteto de cuerdas No. 3 en mi bemol menor, Op. 30 (1876)
I. Andante sostenuto–Allegro moderato
II. Allegretto vivo e scherzando
III. Andante funebre e doloroso, ma con moto
IV. Finale. Allegro non troppo e risoluto
Diversos estudiosos señalan a los compositores del clasicismo vienés, entre quienes destacan Haydn, Mozart y Beethoven, como artífices en la consolidación del género de la música de cámara. Esto ocurrió entre fines del siglo XVIII y los primeros treinta años del siglo XIX. Al contrario de las obras de género público como sinfonías, conciertos, misas y ópera, las piezas de cámara fueron concebidas para los espacios privados con poca distancia entre intérpretes y público, y para expresarse en términos íntimos, reservados, concentrados. Los ejecutantes debían estar en condiciones de sacar gran provecho de la técnica aplicada a la expresión.
A mediados del siglo XIX, un grupo de compositores rusos animados por el escritor Vladimir Stasov, se juntó, pues en los textos de Stasov encontraron estímulo suficiente para componer obras de la nación rusa. Stasov no tenía claro de qué se trataba, pero alentó una búsqueda que entre aquellos autodidactas incorporó elementos de canciones, melodías, danzas y tradiciones campesinas de algunas regiones de Rusia, en un marco formal, armónico e instrumental europeo. Estos compositores escribieron canciones con acompañamiento de piano en las que el texto ayudaba a propagar el idioma ruso. Las óperas fueron buscando temas, personajes y leyendas rusas para incorporarlas como elementos centrales de la historia. La principal preocupación fue componer música sinfónica, conciertos, oberturas, sinfonías. Balakirev declaró innecesario, incluso indeseable, que se abordara la escritura de obras de cámara. Con su dogmatismo y la educación no institucional de sus allegados, la idea se expandió incluso a los compositores que a partir de mediados del decenio de 1860, se formaron en los conservatorios de Moscú y San Petersburgo. Seguro que se pueden encontrar composiciones para grupos de cámara, pero son escasas y no gozaron del aprecio que tuvieron las obras del género público.
Uno de los beneficios de un Festival como este, consiste en disfrutar de piezas que raramente se encuentran en el repertorio y que, como corresponde con los presentes dos cuartetos de cuerdas, hacen parte de las obras abordadas y relegadas por sus autores. Ellos tenían razones culturales e históricas para alejarse del medio de cámara, pero el público actual puede juzgar si aquellos compositores se calificaron con severidad. Así, quedaría relativizada la dura opinión de, por ejemplo, Rimsky-Korsakov, quien en la crónica de su propia vida anotó, luego de concluir su cuarteto en sol mayor, que lo suyo definitivamente no era la música de cámara. Si hubiera perseverado, como lo hizo con los otros géneros, quizás el resultado habría sido igual de meritorio. En cambio, no se preocupó de que la obra se interpretara y la dejó sin publicar. Solo después de su muerte comenzó a difundirse, pero hasta estos días, son pocos sus intérpretes, entre quienes excepcionalmente se encuentra el Cuarteto David Oistrakh. No muy distinta fue la aproximación de Tchaikovsky. En su numerosa correspondencia consta que, cada vez que abordó la composición de cámara, la consideró un trabajo arduo, estéril, agotador, inaceptable y equivocado, entre otras calificaciones similares. Por eso compuso apenas tres cuartetos de cuerdas. El presente, de cuando contaba unos treinta y seis años, fue el último que escribió.
Cuarteto David Oistrakh (Rusia)
Este Cuarteto se formó en 2012 y está integrado por Andrey Baranov, Rodion Petrov, Fedor Belugin y Alexey Zhilin. Adoptó su nombre en homenaje a uno de los más reconocidos violinistas y maestros rusos de violín. Andrey Baranov, primer violín, ha ganado más de veinte concursos internacionales. Entre ellos el Reina Elisabeth que obtuvo en 2012, setenta y cinco años después de que el propio Oistrakh lo consiguiera. Como solista ha tocado con orquestas como las filarmónicas de Londres, Sendai, San Petersburgo, Bruselas y Luxemburgo. Rodion Petrov, segundo violín, se graduó de la Academia Reina Sofía de Madrid y del Conservatorio de Moscú. Ha obtenido premios en los concursos italianos Rodolfo Lipizer y Premio Paganini. Actuando como solista, se ha presentado en salas como el Auditorio Nacional en Madrid y la Sala Suntory en Tokio. Fedor Belugin, viola, además de haber obtenido numerosos premios en concursos internacionales, enseña en el Conservatorio Estatal de Moscú y en la Academia Gnessin. Belugin combina su actividad de músico de cámara con su desempeño como solista. Fue miembro del Cuarteto Estatal Shostakovich. Alexey Zhilin, chelo, ha participado y ganado numerosos concursos internacionales. Con frecuencia se presenta como solista con agrupaciones de cámara y orquestas rusas y de otros países. Zhilin es maestro en el Conservatorio Estatal de San Petersburgo. Todos ellos emplean instrumentos apreciables italianos del siglo XVIII y XIX.