Concierto 33 – Cuarteto Simón Bolívar y Lucas Macías: K 370 y K 465
Segunda edición del Festival Internacional de Música Clásica de Bogotá
Bogotá es Mozart, 1 al 4 de abril de 2015
15 escenarios en 10 localidades de la ciudad
63 conciertos, más de 500 artistas y 44.000 asistentes
Concierto No. 33
Teatro Colón
Viernes 3 de abril de 2015, 11:00
Cuarteto Simón Bolívar, Venezuela
Invitado: Lucas Macías, oboe, España
Cuarteto con oboe (oboe, violín, viola y chelo) en Fa mayor, K 370 (1781)
I. Allegro
II. Adagio
III. Rondeau. Allegro
Cuarteto de cuerdas No. 17 en Si bemol mayor, K 458 (1784)
I. Allegro vivace assai
II. Menuetto and Trio. Moderato
III. Adagio, in E-flat major
IV. Allegro assai
Mozart y el oboista Friedrich Ramm trabaron amistad de inmediato en el viaje que el compositor realizó entre 1777-78 para alejarse de Salzburgo en busca de ambientes más propicios. En esa ocasión, Leopold no acompañó a su hijo, pero en cambio Anne Marie, la madre, asumió el papel de vigilante e informadora, lo que la dejó en la incómoda posición, posiblemente, de juzgar con demasiado celo todo lo que Mozart hiciera y a sus ojos, o los de la instrucciones impartidas por su marido, considerara una desviación del propósito primordial del viaje. De su desagrado por el oboísta Ramm, que tendría unos 35 años de edad, quedó testimonio de desaprobación por la jovial amistad con Mozart, que andaba por los 21 años. Es seguro que Mozart y Ramm hicieron más que tocar música juntos y por qué no. Al mismo tiempo surgió entre ellos un contacto profesional en que la mutua admiración y la colaboración dejaron frutos. En 1778, Mozart escribió una obra sinfonía concertante con el oboísta Ramm en el papel solista. Más tarde, en 1781, el compositor consiguió hacerse invitar a Munich para estrenar su ópera Idomeneo. Ahora Mozart se encontraba verdaderamente incómodo en el servicio de la corte de Salzburgo y buscaba la manera de librarse de ese ambiente que se la hacía progresivamente molesto. En Múnich se reencontró con su amigo Ramm para quien escribió un cuarteto para oboe y arcos en el que el oboe tiene la parte más destacada. Hay estudiosos que reconocen en algunos de los pasajes más demandantes para el oboe unas reminiscencias del tipo de composición en que se empleaba el cornetto, pero no pasan por alto que el virtuosismo de del compositor plasmado en la partitura, evidencia un completo entendimiento de las posibilidades del oboe. De otra parte, una parte tan exigente, melodiosa, rítmica y motívica como la del oboe exigió y aún demanda, instrumentistas muy solventes en su instrumento. Pero el cuarteto va mucho más allá, pues la composición está bien balanceada y otorga al violín una parte con abundantes responsabilidades. La viola tiene una independencia encantadora que va más allá de asignarle aportar un relleno de color y apoyo, sin limitarse a doblar notas del violín o del chelo. Este último, cuando sale de su papel de soporte de toda la estructura, desempeña pasajes bien logrados. Poco después de terminada esta obra, Mozart recibió la orden de trasladarse a Viena para asistir en los oficios musicales a su empleador de Salzburgo que se encontraba en funciones sociales en la capital imperial. La oportunidad le valió al compositor para independizarse y buscar su actividad sin un amo.
El cuarteto K 458 ocupa cronológicamente el puesto número cuatro entre los seis cuartetos de cuerdas que Mozart compuso dedicados a Haydn. Tres años atrás se había radicado en Viena, gozaba de un buen nombre, sus obras se escuchaban en conciertos, salones privados y teatros de ópera. Su relación con el más famoso compositor europeo del momento, Joseph Haydn, era de mutuo respeto y admiración. Cada uno conocía bien las destrezas del otro y en ocasiones se sentaron uno al lado del otro para hacer música. Mozart rindió homenaje al compositor mayor tratando de tomar ejemplo en los cuartetos del opus 33 de Haydn que habían aparecido recientemente. Y consiguió más que eso pues obtuvo la admiración de Haydn quien parece haber dicho, si hemos de creerle al padre de Mozart, que con estas obras se el joven compositor alcanzaba el rango del más grande compositor que Haydn conociera en persona o por cualquier otro medio. Este cuarteto es una de las escasas obras escritas por Mozart en modalidad menor. Puede ser que lo hiciera guiado solamente por el ánimo de proporcionar contraste entre los rasgos emocionales del grupo de seis cuartetos, pero los estudiosos señalan una aparente coincidencia entre la biografía del compositor y sus obras en modo menor. Ellos apuntan a que en circunstancias de dificultad emocional, Mozart se expresó en modo menor. Aquí cabe preguntarse si el alejamiento de su padre, el enfriamiento de las relaciones con su hermana y la muerte de su primer hijo no ocuparon ese lugar que reclamó el presente cuarteto.
Cuarteto Simón Bolívar (Venezuela)
Integrado por los violinistas Alejandro Carreño y Boris Suárez, el violista Ismel Campos y el chelista Aimón Mata, el Cuarteto Bolívar es una de las principales agrupaciones de música de cámara del Sistema de Orquestas de Venezuela que lidera el maestro José Antonio Abreu. Los integrantes del cuarteto provienen de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, donde se han desempeñado como principales de cada uno de sus instrumentos. Este grupo ha recibido clases magistrales con el Cuarteto Latinoamericano, Cuarteto Chilingirian, Cuarteto de la Filarmónica de Berlín y con los maestros Donald Weilerstein, Andras Keller, Ulises Ascanio, David Ascanio, Frank Di Polo, Wolfram Christ, Marilou Speaker Churchill y Pinchas Zukerman, entre otros. Su gira internacional en 2012, que incluyó a Japón e Inglaterra, atrajo a un numeroso público. En febrero de 2013 salió su primer CD con los cuartetos no.1 de Ginastera, no. 8 Shostakovich y Op. 96, Americano, de Dvorak en el sello Deutsche Grammophon. El Cuarteto Simón Bolívar busca estrechar relaciones entre cuartetos de cuerda de Venezuela y Latinoamérica con el ánimo de difundir la música de cámara entre los jóvenes de la región. Sus actuaciones en América, Europa y Asia incluyen conciertos y proyectos educativos. Sus giras por Canadá, Japón, Gran Bretaña, América Latina y Europa han transmitido al público la emoción con la que el Simón Bolívar hace su trabajo. Los comentaristas destacan la carga emotiva con la que ejecutan cada uno de sus conciertos que le permiten encontrar nuevas posibilidades de expresión. Para el público nuevo, el encuentro con la música de cámara en las versiones del Simón Bolívar es estimulante, amistoso y generador de un interés novedoso y duradero.
Lucas Macías Navarro, oboe (España)
Aunque hubiera preferido la flauta, acogió la sugerencia de su padre y aprendió a tocar el oboe en el Conservatorio Superior de Música de Córdoba y luego ingresó a la Escuela Estatal de Altos Estudios Musicales de Friburgo donde siguió las orientaciones del reconocido Heinz Holliger. Prosiguió sus estudios en la Academia Herbert von Karajan de Berlín y en el Conservatorio de Ginebra. Consiguió varios premios internacionales de renombre como el de la Fundación Sony Music de Tokio donde también se le otorgó el premio especial Mozart. En diciembre de 2007 asumió como oboísta principal de la Concertgebouw de Ámsterdam. Enseña en el Conservatorio de Zaragoza y es el primer oboísta en la Orquesta del Festival de Lucerna y en la Orquesta Mozart de Bolonia, la que dirigió el fallecido Claudio Abbado. También ha sido maestro en los conservatorios de Aragón, La Haya y Friburgo. Ha trabajado como solista y en conjuntos de cámara con el oboísta Heinz Holliger, el director y organista Ton Koopmann, el director Christoph Poppen, el pianista Till Fellner, el flautista Jacques Zoon y el violinista Nicolas Chumachenco.
Las notas realizadas por Ricardo Rozental para los programas de mano se elaboran por solicitud del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo a quien pertenecen la totalidad de los derechos patrimoniales: www.teatromayor.org