Concierto 32 – Cuarteto Borodin: cuartetos de cuerdas de Borodin y Tchaikovsky

Tercera edición del Festival Internacional de Música Clásica de Bogotá
Bogotá es la Rusia Romántica, 12 al 15 de abril de 2017

17 escenarios en 10 localidades de la ciudad
50 conciertos, 19 compositores y 45.477 asistentes

Concierto No. 32

Auditorio Fabio Lozano

Sábado 15 de abril de 2017, 11:00

Cuarteto Borodin, Rusia

Alexander Borodin (Rusia, 1833 – 1887)

Cuarteto No. 1 en la mayor (1874 – 1879)

I. Moderato – Allegro

II. Andante con moto

III. Scherzo. Prestissimo

IV. Andante – Allegro risoluto

Piotr Ilich Tchaikovsky (Rusia, 1840 – 1893)

Cuarteto No. 2 en fa mayor, Op. 22 (1874)

I. Adagio—Moderato assai

II. Scherzo. Allegro giusto

III. Andante ma non tanto

IV. Finale. Allegro con moto

La proximidad de fechas entre estos dos cuartetos resulta notoria. Borodin inició su composición en 1874 o, quizás, el año anterior y le tomó casi seis años completarlo, mientras que Tchaikovsky lo inició a fines de diciembre de 1873 y tenía el borrador final concluido para la tercera semana de enero de 1874. Esto evidencia la marcada diferencia de tiempos dedicados a la composición en ambos músicos.

Borodin era químico y médico por profesión, dedicado a la enseñanza, la investigación y el trabajo para compañías que requerían sus servicios, era músico por puro gusto personal en los ratos que lograba robarle a su trabajo. Tchaikovsky, en cambio, perteneció al primer grupo de graduados del conservatorio de San Petersburgo, fue maestro del de Moscú y compositor y director de orquesta de profesión. Su vida entera estaba dedicada al oficio musical. Borodin era portador de un genuino interés por la composición y, en su viaje de especialización a Alemania entre 1859 y 1862 para desarrollar estudios de post doctorado, conoció la música de cámara, especialmente la de Mendelssohn. Al retornar a San Petersburgo contactó al compositor Mili Balakirev, también autodidacta y al escritor Vladimir Stasov, quienes en el decenio de 1860 se manifestaban doctrinariamente por el nacionalismo musical. Balakirev se oponía a la idea, promovida por Anton Rubinstein, de fundar un conservatorio en San Petersburgo, entre otras razones porque temía a la pervertida influencia de Mendelssohn y los judíos. Cierto que Borodin, como otros de su grupo de autodidactas, fueron tomando distancia de Balakirev, pues lo encontraban sesgado, pero su influencia fue potente y con ella manifestó su rechazo a la composición de obras de cámara. No obstante, Borodin emprendió la escritura del primero de sus dos cuartetos de cuerda. Tomó como modelo al cuarteto No. 13, Op. 130 de Beethoven, lo que le ayudó a estructurar el primer movimiento dentro de la forma clásica tardía, o bien, romántica temprana, de la sonata-alegro, una favorita en Viena. También se valió de un uso interesante del contrapunto. El hecho de que el chelo fuera el instrumento favorito de Borodin pesa mucho, pues tiene un papel importante y le brinda independencia, balance y color instrumental a toda la pieza. Paradójicamente, dista del modelo vienés, porque recurre a la repetición con muy pequeñas variantes.

Desde el primer momento Tchaikovsky consideró que su segundo cuarteto era su mejor obra y le dio importancia al impulso que le animó a concluirlo en poco tiempo. El estreno privado ocurrió en casa de Anton Rubinstein, con la presencia de su hermano Nicolai, fundador del conservatorio de Moscú. El primero de los hermanos dijo que no entendió la obra, mientras casi todos los demás asistentes manifestaron complacencia y entusiasmo. El estreno público ocurrió en Moscú y luego en San Petersburgo. La sana influencia de los conservatorios, gracias a los cuales se conformaron conjuntos de cámara y se estudió el género con dedicación, está presente en este segundo, de los tres cuartetos de Tchaikovsky. Lo poco que tardó en completar esta obra contrasta con las dudas que solían asaltarle cuando emprendía una nueva composición. Era frecuente que cayera en consideraciones que le hacían pensar que su tiempo ya había pasado, que su fuente creativa se había secado. Pero no en este caso.

Cuarteto Borodin (Rusia)

El Cuarteto Borodin se formó en 1945 por estudiantes del Conservatorio de Moscú bajo el nombre de Cuarteto de la Filarmónica de Moscú. Su primera conformación estable tuvo a Rostislav Dubinsky y Vladimir Rabeij, violines, Rudolf Barshai, viola y Valentin Berlinsky, chelo. A su vez, luego de dos años, Nina Barshai, esposa de Rudolf, remplazó a Rabeij y en 1952 ella cedió su puesto a Jaroslav Alexandrov. Al año siguiente, el mismo día, ocurrieron los funerales de Stalin y de Prokofiev y en ambos tocó el Cuarteto. 1953 fue también cuando Barshai abandonó el cuarteto para seguir su carrera de solista y director y su lugar lo ocupó Dimitri Shebalin. En 1955, con la conformación de Dubinsky, Alexandrov, Shebalin y Berlinsky el Cuarteto adoptó el nombre que tiene en la actualidad. Cuando los violinistas dejaron el Cuarteto fueron remplazados por Mikhail Kopelman y Andrei Abramenkov. Además, tras la disolución de la Unión Soviética las giras se hicieron más intensas dada la facilidad de viajar al exterior. En los noventa, Ruben Aharonian asumió como primer violín e Igor Nadin como violista. Finalmente, en 2007 llegó como chelista Vladimir Balshin. Así, el Cuarteto Borodin supera siete decenios de actividad.

Su afinidad con el repertorio ruso gira en torno a compositores como Shostakovich, quien trabajó directamente el montaje de sus cuartetos con esta agrupación, Borodin, Tchaikovsky, Glinka, Stravinsky, Prokofiev y Schnittke. Los cuartetos de Schubert y Beethoven también hacen parte de su repertorio. Músicos destacados han acompañado al Cuarteto en el repertorio de cámara, entre ellos se encuentran los pianistas Sviatoslav Richter, Elisabeth Leonskaya, Christoph Eschenbach y Boris Berezovsky; el violinista Yuri Bashmet; el clarinetista Michael Collins y el chelista Mario Brunello. El Borodin ha grabado para los sellos EMI, RCA, Teldec, Chandos, Decca y Onyx.