Concierto 22 – Wiener Kammeorchester y Stefan Vladar: K 588, K 491 y K 551

Segunda edición del Festival Internacional de Música Clásica de Bogotá
Bogotá es Mozart, 1 al 4 de abril de 2015

15 escenarios en 10 localidades de la ciudad
63 conciertos, más de 500 artistas y 44.000 asistentes

Concierto No. 22

Teatro Mayor

Jueves 2 de abril de 2015, 20:30

Wiener Kammer-Orchester, Austria

Director y solista: Stefan Vladar, piano, Austria

Obertura de la ópera Cosí fan tutte, K 588 (1790)

Concierto para piano No. 24 en Do menor, K 491 (1786)

I. Allegro

II. Larghetto

III. Allegretto – Tema con variaciones

Sinfonía No. 41 en Do mayor, K 551 (1788)

I. Allegro vivace

II. Andante cantabile

III. Menuetto: Allegretto – Trio

IV. Molto allegro

Los biógrafos de Mozart y especialmente los del siglo XIX y hasta mediados del siglo XX hicieron énfasis en aspectos de su vida que ya para comienzos del siglo XXI los actuales estudiosos presentan con alguna moderación. Un par de ejemplos son pertinentes para las presentes obras. De una parte, Constanze sufrió una molestia en un pie que requirió una costosa atención médica, alrededor de los días en que murió uno más de los hijos de la pareja Mozart-Weber. Para restablecer su ánimo y su salud, acudió a las aguas medicinales y el reposo en la ciudad alemana de Baden. Unas cartas misteriosas y borroneadas del compositor a su esposa hicieron especular a varios biógrafos acerca de la liviandad de los tratos de Constanze con algunos hombres sin considerar, aparte de que se trataba de puras conjeturas, que sus observaciones descansaban sobre la moralidad del siglo XIX, una forma de mojigatería que llevó hasta los extremos del período victoriano y de la preceptiva de Carreño. Justo antes de la revolución francesa las cosas comenzaban a cambiar, pero tal como lo relatan contemporáneos como Desenclos en sus Relaciones Peligrosas, el trato entre los sexos era más abierto y el de Constanze podía simplemente seguir la corriente de su momento. Visto así, se quita mucho peso a la supuesta responsabilidad de Constanze en la muerte de Mozart en 1791 y se revalúa el trabajo de ella en contar la historia de su marido y colaborar con los primeros biógrafos, por afecto verdadero y no por una fingida entrega que ocultaba la culpa. De otro lado, se ha puesto mucho acento en la doble relación entre una casi total parálisis creativa de Mozart por ese mismo tiempo, entre 1798 y 1790, junto con las presiones financieras del compositor. A esto, los cronistas recientes oponen los hechos y es que Mozart compuso a fines de 1789 su Cosi fan tutte, una ópera cómica muy extensa que contiene una gran cantidad de música y toma unas tres horas en presentarse. La obra se estrenó a comienzos de 1790 y es obvio que el compositor estaba agotado luego de este esfuerzo. Pera además compuso para la corte dos grupos de doce danzas para orquesta, uno de elegantes minuetos y otra de recias alemanas, tres cuartetos de cuerdas llenos de novedades en su concepción, un quinteto de cuerdas de una elaborad belleza y un concierto para piano. De este mal llamado agotamiento, salió Mozart sin haber perdido la pensión que le había asignado el emperador austriaco, con deudas y tras haber dado un par de grandes conciertos con sus obras, una en Francfort del Meno durante la posesión del nuevo emperador y otro en Maguncia. Existe una carta de Mozart en la que parece pedirle un poco de recato a Constanze, pero luego se juntaron en Baden y la pareja no sufrió contratiempos hasta la muerte Mozart. También es verdad que las deudas de Mozart eran grandes y sus ingresos tardaban en llegar, pero no le faltaron ocupaciones, ideas y composiciones. Al final de 1791 estaba tan cansado por tanto trabajo que, de no haber enfermado de muerte, tras un descanso de un mes, habría podido volver a su incesante actividad. Mozart murió por una enfermedad con posibles complicaciones cardíacas. Enfermedad que parece haber aparecido desde su juventud y que dejó secuelas concordantes con ciertos cuadros reumáticos. Esto no prueba que el compositor hubiera muerto por agotamiento, celos, penas de amor, despecho, presiones financieras ni por ingratitud del público, como querían hacernos creer los viejos biógrafos.

Cosí Fan Tutte (Así los hacen todas) se sitúa en Nápoles durante la guerra de Austria contra los turcos. Pertenece al género cómico, pero en su desarrollo y en la conclusión, deja un sabor a paradoja por resolver en torno al peligroso juego de tentar unas relaciones amorosas firmes por ver hasta dónde las prometidas de un par de soldados guardan fidelidad. Al final, no es perfectamente claro que las mujeres hubieran perdido, de no haber mediado tantas trampas de sus hombres; que ellos ganaran, frente a tanto engaño insistente y forzado; y, que la armonía siga reinando. Esta ópera es más que un extenso y muy bonito entretenimiento con bromas, disfraces y fingimientos. Mozart y su libretista lograron ser muy serios en medio de los recursos cómicos de la obra.

El concierto para piano K 491 toma alrededor de media hora para que una orquesta compuesta por cuerdas, flauta y pares de oboes, clarinetes, fagotes, cornos, trompetas y timbales presente una pieza de la que Beethoven confesó haber aprendido y derivado cuanto pudo para sus propios conciertos. De todos los conciertos para piano es el que goza de la partitura más llena pues los vientos no se imitan para rellenar, sino que desempeñan unas partes concebidas por Mozart para aprovechar las características individuales de sus voces. Tiene un sonido menos grandioso, menos operístico, que sus conciertos previos y gana en refinamiento en la escritura para el piano, en la concepción unitaria en la relación con la orquesta, en la intimidad de su expresión y en su capacidad de mover a una sensibilidad que apunta a la que elaboraron los compositores del romanticismo. Fue técnicamente muy exigente en cuanto a la estructuración formal para Mozart pues con su complejo tema de apertura se planteó grandes retos para equilibrar el movimiento inicial, lo que logró realzando el carácter expresivo. Este sentimiento intimista del movimiento inicial se ve prolongado al segundo movimiento en el que la expresión es tan profunda que parece concebida para la música de cámara. El tercer movimiento relaja mucho esta concentración emocional sin necesidad de llegar a un alegro jocoso y despreocupado de manera que no queda opacado ni disuelto el efecto sombrío construido en los movimientos precedentes.

En mayo de 1788 se estrenó el gran Don Giovanni, esa ópera maravillosa de Mozart. Su padre, Leopold ya hace un año que murió. En junio de 1788 murió Theresia Mozart-Weber, la cuarta criatura de la pareja. En julio de 1788 Mozart terminó dos sonatas para piano, un trío y su penúltima sinfonía. Y en agosto de 1788 concluyó Mozart su última sinfonía, la K 551 de la que no han aparecido registros de que se hubiera ejecutado en vida del compositor. Así, su sinfonía más extensa quedó a la espera de una ocasión propicia para que Mozart mismo la estrenara en un gran concierto con otras de sus obras en el que él pudiera recoger un buen dinero con la venta de las entradas. De esta obra dice el notable pianista y sobresaliente estudioso Charles Rosen, que constituye la definición misma de lo que se puede llamar estilo clásico quien propone que la forma musical del clasicismo apunta a la resolución por simetría de fuerzas en oposición y añade que si esto puede sonar demasiado generalizante y con aplicación a todas las artes es precisamente porque, tautológicamente, se refiere al estilo clásico, el que ha servido de parámetro para medir el resto de la música, anterior o posterior. Es el estilo en el que el todo y las partes de miran y reflejan en sus propios espejos. De las partes como motivos y temas, se deriva la estructura tonal y total de la obra. En la sinfonía K 551 los opuestos entre un motivo y el que le sigue, se resuelven en la unidad de su expresión. Aquí logró Mozart una serenidad que se presenta a través de masas sonoras e instrumentales grandes para producir una música plagada de grandiosidad sin recurrir al brillo que venía del estilo galante y del Empfinsamkeit. Es decir, que su habilidad para componer masas sonoras se apunta claramente a la construcción del clasicismo. Esta sinfonía es menos pegajosa en sus motivos y ritmos que su célebre Sinfonía 40, resulta menos efectista, más serena y menos convencional. Con ella surgieron nuevas duraderas convenciones para la música clásica. Toda la deliciosa espera de los tres primeros movimientos está más que recompensada por la llegada del imponente contrapunto de masas sonoras en el cuarto movimiento, un alegro armado con los vaivenes de ritmos acelerados y sonidos crecidos en oposición a pulsos más dilatados y voces recogidas.

Wiener Kammerorchester (Austria)

La Orquesta de Cámara de Viena se fundó en 1946 y tuvo una guía importante en la persona de su director principal Carlo Zecchi, así como en directores invitados de la talla de Yehudi Menuhin y Sándor Végh. Heinrich Schiff fue nombrado director artístico de la Orquesta de Cámara de Viena en 2005. Algunos de los programas más destacados que la orquesta desarrolló con Schiff incluyeron el ciclo completo de sinfonías de Beethoven en 2006 y las sinfonías de Schubert entre 2009-10. En mayo de 2008 Stefan Vladar fue nombrado Director Artístico de la Orquesta. Dos grandes proyectos se realizaron entre 2009 -10 bajo su batuta: una serie de conciertos de Mendelssohn y Beethoven en la Viena Konzerthaus y un ciclo de conciertos para piano de Mozart en el Theater an der Wien. La lista de directores prominentes, cantantes y solistas son prueba del nivel internacional de la Wiener Kammerorchester: Piotr Anderszewski, Martha Argerich, Cecilia Bartoli, Elena Bashkirova, Ian Bostridge, Rudolf Buchbinder, Joseph Calleja, Gianluca Cascioli, Frédéric Chaslin, Karel Mark Chichon, Richard Egarr, Adrian Eröd, Daniela Fally, Isabelle Faust, Ingrid Fliter, Reinhold Friedrich, Hélène Grimaud, Theodor Guschlbauer, Clemens y Veronika Hagen, Viviane Hagner, Lynn Harrell, Janine Jansen, Angelika Kirchschlager, Patricia Kopatchinskaia, François Leleux, Xavier de Maistre, Viktoria Mullova, Anna Netrebko, Gianandrea Noseda, Ernst Ottensamer, Emmanuel Pahud, Vasily Petrenko, Günter Pichler, Thomas Quasthoff, Julian Rachlin, John Relyea, Vadim Repin, Fazil Say, Benjamin Schmid, Peter Schmidl, David Stern, Richard Stoltzman, Antoine Tamestit, Maxim Vengerov, Stefan Vladar, Jörg Widmann y Thomas Zehetmair, entre otros. La orquesta comparte el escenario frecuentemente con el Coro Arnold Schoernberg, la Wiener Singakademie, el Coro de Cámara de Viena, los Niños Cantores y el Ballet de Hamburgo.

Stefan Vladar, pianista y director (Austria)

La carrera musical de Stefan Vladar se ha desarrollado tanto en el campo de la dirección como en el de la ejecución del piano. Estudió en su ciudad natal de Viena en la Escuela de Altos Estudios Musicales. Como director orquestal se ha desempeñado al frente de la Sinfónica de Viena, la orquesta del Mozarteum de Salzburgo y la Camerata Salzburg, la Orquesta Bruckner de Linz, la de la Haya, la Sinfónica de Bamberg, la Filarmónica de Essen y Stuttgart, la Sinfónica de la Radio de Budapest, la de la Radio Danesa y las orquestas de cámara de Basilea, Colonia, Praga y Zurich. De 2002 a 2006 dirigió la Gran Orquesta Recreación Graz. Desde 2008 es el Director Artístico y Director Principal de la Orquesta de Cámara de Viena. Ha sido invitado a numerosos festivales que incluyen a los de Salzburgo, Schleswig-Holstein, Bremen, la Schubertiade Schwarzenberg, el Internacional de Edimburgo, el de Osaka y el de Hong Kong.

Bajo su batuta se han presentado sobresalientes solistas como Clemens Hagen, Janine Jansen, Julian Rachlin y Heinrich Schiff, el Artis Quartett, el  Jerusalem String Quartet así como el Ensemble WienBerlin. Los cantantes Bo Skovhus y Angelika Kirchschlager, han actuado con la dirección de Vladar quien ha grabado con los sellos Harmonia Mundi, Sony y Preiser Records.