Concierto 20 – Cuarteto Manolov: cuarteto K 590 y quinteto K 593

 

 

 

Segunda edición del Festival Internacional de Música Clásica de Bogotá
Bogotá es Mozart, 1 al 4 de abril de 2015

 

15 escenarios en 10 localidades de la ciudad
63 conciertos, más de 500 artistas y 44.000 asistentes

 

Concierto No. 20

Auditorio Huitaca

Jueves 2 de abril de 2015, 17:00

 

Cuarteto Manolov, Colombia
Anett Homoki, viola, Hungría

 

 

Cuarteto de cuerdas No. 23 en Fa mayor, K 590 (1790)

I. Allegro moderato

II: Andante

III. Menuetto: Allegretto

IV. Allegro

 

Quinteto de cuerdas No. 5 en Re mayor, K 593 (1790)

I. Larghetto – Allegro

II. Adagio

III. Menuetto: Allegretto

IV. Allegro

 

 

En 1789 Mozart viajó desde Viena a Berlín para tener acceso a la corte del rey de Prusia, Friedrich Wilhelm II, en Potsdam, situada a unos 40 km al suroeste. Consta su presentación en palacio con una nota que lo remitió al director de música Duport, un compositor, pero especialmente chelista de gran renombre, posiblemente el más reconocido chelista de Europa en su momento, destacado desde cuando se desempeñó en la corte de Versalles, luego en Londres y en Madrid. Este músico había sido maestro de chelo del rey de Prusia de quien Mozart logró un encargo para componer un conjunto de seis cuartetos de cuerdas. Los biógrafos y comentaristas suponen que en estos cuartetos el papel del chelo es muy relevante porque el compositor quería alabar al monarca, pero pocos resaltan que Mozart escribió una música con el más elevado grado de dificultad porque sabía que contaba como ejecutante al mejor chelista del que podía disponer. Ahí si que podía llamar la atención del rey y no retándolo a medirse frente a una partitura que lo hiciera sentir inferior a sus posibilidades. El compositor recibió un adelanto y luego ninguna muestra de interés por el encargo. El resultado fue que luego de entregar los primeros dos cuartetos, Mozart compuso un tercero y último para cerrar un grupo que más tarde hizo publicar sin dedicarlo al rey de Prusia. Queda, no obstante, este equívoco que ha hecho carrera y hace llamar prusianos a estos cuartetos. Las obras no han gozado de la buena recepción que obtuvieron sus seis cuartetos dedicados a Haydn. El siglo XIX lo menospreció como obras carentes de balance instrumental y llenas de rarezas en su estructura formal, con armaduras que resultaban inferiores al equilibrio y balance, de hecho, obras insuficientemente “clásicas” a juzgar por lo que los estudiosos consideraban como el modelo alcanzado por el compositor en sus cuartetos a Haydn. El siglo XX descubrió nuevos inconvenientes en la tremenda dificultad para los intérpretes por la disparidad entre las partes instrumentales en donde cada uno de los miembros del cuarteto quedaría con la sola responsabilidad de ejecutar bien su partitura, sin que los demás le brindaran mayor apoyo. Pero más recientemente y de manera muy gradual los cuartetos prusianos han ido ganando favor pues a la falta de un modelo mozartiano, los analistas y ejecutantes han opuesto la noción de la reinvención estilística del compositor en sus últimos años y, por otra parte, el placer de hacer bien una música que supera las habituales dificultades de los cuartetos de Mozart.

Los tres años finales de Mozart, 1789, 90 y 91 dieron a los biógrafos para detallar las dificultades personales, las dolorosas muertes de los hijos del compositor y Constanze, el desfavor ante el público vienés, las deudas acuciantes y toda suerte de elementos negativos que parecían apuntar a que 1790 fue el año de silencio compositivo de Mozart. No obstante, miradas más recientes apuntan hacia otras conclusiones pues, sin borrar el peso de los aspectos negativos, resaltan que el compositor dedicó un esfuerzo gigante a la composición de su ópera Cosí Fan Tutte, estrenada a fines de 1879 y repuesta en 1890, en medio de un doble luto en la corte imperial y la elección de un nuevo emperador, lo que puso en segundo plano de atención a la obra. Mientras, soportando la muerte de un niño, Constanze y Mozart se reponían del remezón emocional y mientras el compositor viajaba para conseguir la atención de la familia imperial alrededor del momento de la coronación, hacía arreglos de dos obras fundamentales y muy conocidas de Handel, escribía unas danzas y componía el quinteto K 593, mientras Constanze se reponía de malestares físicos y emocionales en un torbellino de actividad que incluyó la mudanza a un nuevo apartamento que organizaba la vida del compositor para brindarle espacio para enseñar música en casa, ofrecer conciertos allí y tener campo para componer. El quinteto K 593 es una obra escrita en torno a lo que un analista llama un cuerpo asimétrico y esto representó hasta hace poco una dificultad frente a los valores ortodoxamente asumidos frente a las obras del clasicismo. De ahí su riqueza, presente en una textura más suelta que en sus quintetos precedentes con una mayor riqueza en el contrapunto, como en el primer movimiento. O también este otro ejemplo del segundo movimiento en el que los cinco instrumentos inician en paridad para luego desmembrarse a tres partes a cargo los violines y primera viola para alternarse con segunda viola y chelo, concluyendo el movimiento con un regreso a la interacción de los cinco instrumentos. Rasgos poco generalizables al llamado “estilo” clásico.

 

Cuarteto Manolov (Colombia)

El cuarteto Manolov está conformado por Angélica Gámez y Miguel Ángel Guevara en los violines, Ricardo Hernández en la viola y Mintcho Badev en el chelo. Es una de las agrupaciones de música de cámara más importantes de Colombia y trabaja en la difusión de música contemporánea. Ha colaborado con compositores colombianos como Blas Emilio Atehortúa, Diego Vega y Juan Pablo Carreño. El Manolov interpreta música de todos los estilos y períodos históricos y a menudo combina el repertorio de conciertos con versiones propias de temas de rock o del folclor colombiano. El nombre del cuarteto es un homenaje al fallecido director de orquesta Dimitr Manolov, tan querido por el público colombiano. El Cuarteto se ha presentado en diferentes festivales como el de Música Clásica y Literatura en Calima-Darién, Valle, el Internacional de Arte de Cali, el de Música Religiosa de Popayán, la Feria de las Flores de Medellín y las Temporadas de Música de Cámara organizadas por la Universidad Nacional de Manizales. Fue premiado por el Instituto Distrital de Cultura y Turismo de Bogotá en las categorías de Ciclos de Conciertos y de Cultura en Común. En 2006 participó en el Festival Internacional de Música Clásica Contemporánea de Lima. En 2008 el Manolov se presentó en varias ciudades de Colombia dentro de la programación del Banco de la República. De igual forma viajó a Berlín invitado por la Universidad de las Artes. En 2009 la Universidad Javeriana editó un CD con obras de compositores javerianos que interpretó el Manolov. Sus presentaciones en el 1er Festival Internacional de Música de Bogotá en 2013 llevaron obras de Beethoven a un público muy diverso que de la mano del Manolov disfrutó de su primer contacto con la música clásica.

 

Las notas realizadas por Ricardo Rozental para los programas de mano se elaboran por solicitud del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo a quien pertenecen la totalidad de los derechos patrimoniales: www.teatromayor.org