Concierto 19 – OFJ de Bogotá, Carlos Villa y Paul Meyer: K 492, K 622 y K 504

 

 

 

Segunda edición del Festival Internacional de Música Clásica de Bogotá
Bogotá es Mozart, 1 al 4 de abril de 2015

 

15 escenarios en 10 localidades de la ciudad
63 conciertos, más de 500 artistas y 44.000 asistentes

 

Concierto No. 19

Teatro Jorge Eliécer Gaitán
Jueves 2 de abril de 2015, 17:00

 

Orquesta Filarmónica Juvenil de Bogotá, Colombia

Director: Carlos Villa, Colombia

Solista: Paul Meyer, clarinete, Francia

 

Obertura de la ópera Las Bodas de Fígaro, K 492 (1786)

 

Concierto para clarinete en La mayor, K 622 (1791)

I. Allegro

II. Adagio

III. Rondó: Allegro

 

Sinfonía No. 38 “Praga” en Re mayor, K 504 (1786)

I. Adagio. Allegro

II. Andante

III. Presto

 

En nuestros días, apenas si se recuerda el nombre de Vicente Martín y Soler, un valenciano compositor de ópera que, si hoy resulta totalmente opacado por Mozart, en su instante logró creaciones supremamente populares en Viena que colocaron en segundo plano obras que hoy hacen parte del cartel natural de los teatros de ópera. Pocas personas han logrado disfrutar de una puesta en escena de Una Cosa Rara, obra tan aplaudida y comentada en Viena que incluso Mozart hizo exclamar a uno de sus personajes de su ópera italiana Don Giovanni: ¡Una Cosa Rara! El éxito del valenciano mermó la atención sobre Las Bodas de Fígaro a pesar de haber gozado de un buen estreno y comentarios elogiosos inmediatos. Pero ese evento comenzó para Mozart un período en el que el público habitual de sus obras como el emperador y la alta nobleza de la capital imperial, ávidos de entretenimiento para sus frecuentes horas de ocio, mermaban el interés por la música del salzburgués. Esto lo llevó, como en 1782, a Praga, capital provincial dentro del Imperio Austriaco, donde el compositor había sido recibido con generosa amistad y respeto. Allí dejó buenos amigos y su música era muy apreciada al punto de haber recibido insinuaciones de que fijara su residencia allí. Pero hay que comprender la contradicción para Mozart pues aspiraba a hacer un teatro musical en alemán y Viena sería el lugar desde el que los intentos en este terreno debían irradiar por todo el imperio y hacia las tierras de Baviera, Prusia y el resto de Alemania. Por otra parte el emperador José II apoyó este empeño sin abandonar el gusto de la corte por la ópera italiana, la que terminó prevaleciendo. Viena, entonces, era el lugar para trabajar como compositor, aunque resultara difícil mantener la atención del público y a pesar de los elevados costos del alojamiento, indumentaria y personal doméstico. Praga, de otra parte, era una ciudad en la que Mozart se sentía bienvenido y a gusto, su música era apreciada y se ejecutaba con corrección y, para remate, se vivía con menos dinero que en Viena. Pero no era la capital del Imperio. Así que el éxito que no alcanzó Las Bodas en Viena, lo logró en Praga, hasta donde Mozart fue con su padre. La ópera se ejecutó en numerosas oportunidades y alcanzó ese éxito público que consistía en que los números más populares se repetían en versiones que tocaban los músicos de las tabernas, los salones de baile y en los parques.

Mientras estaba en Praga, escribió una sinfonía que estrenó allí y resonó tan agradablemente en la ciudad, que acabó por llevar el nombre del lugar, aunque Mozart no la hubiera denominado Praga. La obra toma su carácter de la entonación prevaleciente en Las Bodas, especialmente en su primer movimiento. El segundo movimiento goza del carácter dramático de un aria de ópera donde se presentan elementos trágicos y alegres; y el tercer movimiento es una jugada maestra de Mozart al intercalar motivos musicales de Las Bodas que el público admirador de la ópera supo reconocer y apreciar.

El año final del compositor, Mozart retornó a Praga. Se encontraba sobrecargado de trabajo y aún así, aceptó el encargo de un buen amigo y destacado instrumentista de la ciudad para que compusiera un concierto para clarinete. Mozart concluyó la obra estando de regreso en Viena pero la vida no le alcanzó para poder escuchar una de sus obras mejor logradas. Este concierto lo concibió para el clarinete bajo, un tanto más largo que los que habitualmente se usan en la orquesta y con un sonido que va desde los agudos dulces característicos del instrumento hasta un registro grave muy bajo que permite unos contrastes de sonoridad y la creación de texturas que Mozart supo aprovechar muy bien. La pieza es compacta y no tiene cadenzas para el solista de modo que se luzca mientras la orquesta calla. Presenta un efecto de diálogo entre los extremos de emoción que puede desarrollar el clarinete en sus puntos de registro más distantes, en frecuente interlocución con la orquesta.

 

Paul Meyer, clarinete (Francia)

La carrera musical de Paul Meyer se encuentra cada vez más diversificada pero, curiosamente, más especializada. A los 13 años de edad dio su primer concierto con la Sinfónica del Rin y debutó como solista a los 17 años. En 1983 fue designado clarinete principal de la Orquesta de la Ópera de Lyon, en 1984 del Ensemble Intercontemporain y en 1985 de la Orquesta de la Ópera de París. Además de ser el más destacado clarinetista de Francia y de encontrarse entre los más reconocidos del mundo, colabora activamente en el desarrollo de mejoras técnicas para su instrumento al lado de destacados fabricantes. El amor por su instrumento lo lleva a proponer a compositores de nacionalidades y estilos muy variados que escriban obras nuevas para el instrumento, muchas de ellas dedicadas a Meyer y estrenadas por el. Otro de sus intereses crecientes es la dirección orquestal, labor que lo ha llevado a ser el director asistente del coreano Myung-whun Chung. Dirige en conciertos y grabaciones con orquestas de Corea y Japón y es invitado a dirigir con muchas agrupaciones europeas y norteamericanas en temporadas de conciertos muy apretadas. Ha grabado cerca de cuarenta CDs en los que se encuentran obras de Mozart, Spohr, Piazzolla, Copland, Busoni, Krommer, Pleyel, Brahms, Messian, Poulenc, Penderecki, Jarrell, Chen, Berio, Escaich y  Dusapin, entre otros compositores.

 

Las notas realizadas por Ricardo Rozental para los programas de mano se elaboran por solicitud del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo a quien pertenecen la totalidad de los derechos patrimoniales: www.teatromayor.org