Auge y caída de la ciudad de Mahagonny: Kurt Weill y Bertolt Brecht
Coproducción de los teatros:
Colón de Buenos Aires, Municipal de Santiago y Teatro Mayor
Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo
Miércoles 28 de febrero, jueves 1 y sábado 3 de marzo de 2018, 20:00
Auge y caída de la ciudad de Mahagonny, ópera en tres actos
Música de Kurt Weill y textos de Bertolt Brecht
Director musical: Pedro Pablo Prudencio (Chile)
Director escénico: Marcelo Lombardero (Argentina)
Orquesta Filarmónica de Bogotá
Coro Filarmónico Juvenil de la OFB
Solistas: Evelyn Ramírez – Leokadia
Pedro Espinoza – Fatty
Hernán Iturralde – Moses
Gustavo López Manzitti – Jimmy
María Victoria Gaeta – Jenny
Homero Pérez Miranda – Joe
Javier Felipe Cevallos – Tobby
Andrés Felipe Orozco – Jack
Juan Fernando Gutierrez -Bill
Kurt Weill ([música] Alemania 1900 – Estados Unidos, 1950)
Bertolt Brecht ([textos] Alemania 1898 – 1956)
Sinopsis: tres criminales en huida se encuentran impedidos para continuar su camino y fundan la ciudad de Mahagonny hacia donde atraerán a los mineros que explotan la fiebre del oro. Allí encontrarán sexo en venta, licor y juego. Pero Mahagonny atrae a aventureros empobrecidos que regatean por todo con sus ilusiones perdidas. Entre ellos se hallan cuatro amigos. Uno de ellos, el leñador Jimmy McIntyre cae seducido por Jenny, una trabajadora sexual. Parece que Jimmy se hubiera enamorado y parece también que Jenny le respondiera. Tratan de escaparse de Mahagonny, que al comienzo Leokadia Begbick ha dicho que significa telaraña, pero no lo consiguen. Jimmy es detenido y acusado de múltiples delitos que juzgan los criminales escapados. Se le condena a muerte por el peor de todos los que pueden cometerse en Mahagonny: no tener dinero. Lo ejecutan y la ciudad de Mahagonny arde en llamas.
Mientras decaía la guerra en 1917 iniciaba la revolución rusa que luego se encaminó hacia la dictadura del partido único y del poder enfocado en los soviets. Al término de la guerra en 1918, diversas facciones de izquierda parecían estar conduciendo a Alemania hacia la revolución. Pero la naciente democracia liberal alemana conocida como la República de Weimar enfrentó las amenazas con acciones militares y de policía. Su mano fue más suave con la derecha extrema, el peligroso Hitler y sus conspiradores. Estos mentían, se contradecían y acusaban a la conspiración judía internacional de causar las guerras que peleaban los alemanes. Sus críticos eran perseguidos y los seguidores aumentaban.
La economía alemana sufrió un grave revés al fin de la Gran Guerra y su funcionamiento dependió de una doble cadena de desastres: la constante emisión de moneda que llevó a la hiperinflación y la dependencia de los créditos de la banca estadounidense. Cuando las medidas económicas liberales habían logrado reversar la hiperinflación, mejorar el empleo y fortalecer a unos pocos capitalistas, llegó la caída de la bolsa de Nueva York en 1929.
Kurt Weill, hijo del cantor principal de la sinagoga de Dessau hacia el norte de Alemania apenas alcanzaba los veintisiete años cuando puso música a unos textos de Bertolt Brecht, mayor que él por dos años. Esto ocurrió en 1927 cuando Weill ya era considerado como el nuevo compositor más destacado de Alemania tras el clímax de Paul Hindemith quien figuraba entre los organizadores del festival que comisionó las óperas de cámara entre las que figuró el Songspiel Mahagonny. Hay sugerencias de que la colaboración Brecht/Weill ya estaba en curso, precisamente sobre la base de los textos de Mahagonny, con la intención de hacer una ópera en tres actos y que la invitación al festival de Baden-Baden sirvió de experimento.
Entretanto, Weill y Brecht produjeron su primera gran obra en colaboración con el título de Ópera de tres centavos (Dreigroschenoper) en 1928. Una versión actualizada del mundo del hampa y la prostitución que había plasmado el compositor John Gay en Londres en 1728. El tema resultó adecuado a las condiciones económicas y sociales de Alemania doscientos años más tarde y permitió ironizar una crítica social dirigida al público mayoritario y no al selecto de la ópera.
Este éxito comercial dentro y fuera de Alemania permitió a Weill desprenderse de otras ocupaciones que le generaban ingresos y con ello concentrarse en el proyecto de Mahagonny, la ópera. En 1929 con el desplome de la bolsa de Nueva York, la penuria atenazó al pueblo alemán y le dio impulso al extremismo de derecha populista nazi.
En el estreno de la ópera llamada Auge y caída de la ciudad de Mahagonny en Leipzig en 1930, los uniformados de Hitler se presentaron para dar inicio a sus alegatos de que se trataba de un espectáculo licencioso e inmoral. La campaña duró hasta 1933, cuando triunfaron los uniformados sobre los artistas. Hitler fue nombrado Canciller a la cabeza del parlamento en enero de 1930, el 27 de febrero ocurrió el incendio del edificio del parlamento en Berlín y al día siguiente Hitler quedó investido de poderes que le permitieron suspender derechos políticos e iniciar su camino hacia la dictadura totalitaria. En marzo de 1933 Weill partió de Alemania y salvó su vida. Poco después invitó a Brecht a París a pesar de que sus relaciones se habían agriado y ambos sobrevivieron a los horrores que siguieron.
Los pocos textos de Brecht provenientes de su libro Poemas de mesa, posteriormente llamados Poemas caseros, que se habían incorporado al Songspiel Mahagonny hicieron parte de la ópera de 1930, al lado de otros números más. Brecht y Weill discutieron sobre la autoría de la ópera y no parece que hubieran encontrado un acuerdo.
La música aquí es una parte activa de la obra, quizás más que los textos. La relación entre texto y música resulta dialéctica. Más que contraste, lo que hay son contradicciones que impulsan el progreso dramático. La música realza el ritmo inherente al texto sobre una base armónica tradicional, sin necesidad de emplear un serialismo estricto. Crea tensión entre las voces, desplaza los acentos, trastoca el pulso de los compases o maneja armonías diatónicas y cromáticas simultáneas. De este modo, la música comenta, complementa o revela el aspecto dramático al lado de la banalidad del consumismo desenfrenado de los personajes, la acción escénica y los textos.
Las notas realizadas por Ricardo Rozental para los programas de mano se elaboran por solicitud del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo a quien pertenecen la totalidad de los derechos patrimoniales: www.teatromayor.org